
En las calles de nuestras ciudades podemos encontrarnos con personas que viven en una situación de extrema pobreza y marginación. Estas personas no tienen acceso a una vivienda digna ni a los recursos mínimos para cubrir sus necesidades básicas, como alimentación, agua potable o atención médica. Además, sufren la discriminación de una sociedad que los estigmatiza y los considera ciudadanos de segunda clase, lo que les impide acceder a los mismos derechos y oportunidades que el resto de la población.
Uno de los principales problemas a los que se enfrentan las personas en situación de calle es la falta de recursos básicos para cubrir sus necesidades más básicas. Estas personas no tienen acceso a una vivienda digna, lo que las obliga a dormir en la calle, a la intemperie y sin protección frente a las inclemencias del tiempo. Esto, a su vez, conlleva problemas de salud, como la exposición a enfermedades contagiosas, la malnutrición y la deshidratación.
La falta de acceso al agua potable y la higiene personal son otros factores que afectan negativamente a la salud de las personas en situación de calle. La mayoría de estas personas no pueden acudir a un baño público para lavarse o hacer sus necesidades, lo que aumenta el riesgo de contraer enfermedades infecciosas y parasitarias.
Además, estas personas no tienen acceso a una alimentación adecuada, lo que puede provocar problemas de desnutrición y enfermedades relacionadas con la falta de vitaminas y nutrientes. Muchas veces, su única opción para comer es acudir a comedores sociales o recibirla de la caridad de otros ciudadanos, lo que les genera dependencia y vulnerabilidad.
A la falta de recursos básicos se suman las dificultades para acceder a servicios básicos de atención médica y asistencia social. Debido a su situación de marginalidad, estas personas suelen estar excluidas de los programas de atención sanitaria y social que ofrece el Estado, lo que agrava su situación y les dificulta el acceso a servicios médicos y de atención social.
La falta de protección social es especialmente acusada en el colectivo de personas en situación de calle que sufren discapacidades físicas o mentales. Estas personas tienen más dificultades para encontrar un empleo estable que les permita al menos acceder a una vivienda y cubrir sus necesidades básicas. Por otro lado, las que sufren problemas de salud mental están especialmente expuestas a la violencia y el abuso.
Las personas en situación de calle sufren una fuerte estigmatización social, que los hace invisibles y les impide acceder a los mismos derechos y oportunidades que el resto de la población. Esta discriminación les impide encontrar un trabajo y tener una vida normalizada, lo que a su vez les impide salir de la situación de exclusión y marginación en la que se encuentran.
El estigma social contra las personas en situación de calle se manifiesta en muchas formas. Por ejemplo, se les acusa de ser vagos, indolentes y de no querer trabajar. Sin embargo, lo cierto es que muchos de ellos están buscando empleo, pero les resulta muy difícil encontrarlo debido a la discriminación que sufren.
Además, la estigmatización también se manifiesta de forma más sutil, como la falta de atención de las autoridades públicas a sus necesidades y la falta de visibilidad en los medios de comunicación, que las convierte en un problema invisible.
Es urgente proteger los derechos de las personas en situación de calle y erradicar la exclusión y marginación que sufren. Para conseguirlo, es necesario adoptar medidas para garantizarles el acceso a los recursos básicos, como una vivienda digna, la alimentación, el agua potable y la atención médica y social. Además, es importante adoptar medidas para luchar contra la discriminación y la estigmatización que sufren estos ciudadanos.
En definitiva, es necesario adoptar una política integral para proteger los derechos de las personas en situación de calle y garantizar su inclusión en la sociedad. Solo así podremos construir una sociedad más justa y solidaria, en la que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos y oportunidades.